miércoles, junio 21, 2006

parlante-.

...Ese sillón costo las millones de mesadas que ahorraron cuando dependían de los papás, quizás lo único que compraron a medias además de los discos, los libros y las películas. La pieza tenia techo alto y papel tapiz viejo, mitad madera, mitad papel tapiz, ellos quitaron el papel tapiz y pintaron azul, un color neutral, como llegaron a acuerdo luego de querer pintar murales de Andy y Liechestein en la pared, una foto de Henri colgada al clavito guacho de todas las piezas, unos libros en un estante, discos, demasiados discos y un escritorio en la esquina, sobre el cual había un computador, tarro de mierda, como le llamaban cariñosamente y es que en esa pieza todo era de a dos, hasta comer el pan menos esa vez en que el trasnocho y comió pan con un amigo, pero era amigo de ambos. La ventana era grande y se veía algo pintoresco a lo lejos, quizás que cosa era pero llenaba a ambos, era agradable tomar café frente a la ventana, instalaron la mesita al lado de ella, sillas y una vela vieja que robaron una noche que salieron a la cruz de mayo, la compartían, Mariano en ese momento no bebía café, descansaba en el sillón rojo y ella se acerco, se le avalanzó encima y le beso la mejilla, se levanto a poner música en el equipo viejo, ese equipo había sido regalo de cumpleaños a los 17, ahora tenia 3 años y ya no se notaba la marca, de hecho, aun no llegaban a acuerdo respecto a la misma, ella juraba que era Philips, inclusive le escribo la misma marca con plumón permanente encima, Mariano, por su parte, decía que Philips nunca saco equipos así y que la marca era Toshiba, pero Toshiba según ella, solo hacia computadoras, la madre de ella lo había comprado en Líder como la mayoría de las cosas del hogar y ella no lo soltó más, daba el toque de independencia a la pieza, ese que casi nunca tienen las piezas cuando uno vive con los padres, lo mas increíble es que aun sobrevivía, a pesar de la música de mierda que sonó en el cada vez que alguien celebraba cumpleaños, triunfos y milagros, así había definido la situación de juerga el amigo escritor de ambos, Juan, aunque todos lo llamaban Jean a petición del mismo, Jean una noche vomito cerca del equipo y casi lo matan, todos lo querían, y no hablamos de Jean, hablamos del equipo, a un lado tenia una calcomanía de activistas vegetarianos y un pingüino a mano alzada, lo único que no corría era la casettera, pero nadie tenia casettes, todos los vendieron a precios altos cuando hubo esa fiebre retro por los casettes, afortunadamente duro poco y Mariano se resistió a pagar por ellos, la mala calidad, decía, mas allá de eso, el equipo aun tenia sus parlantes pequeños y ese tono café como imitando madera. La pantalla decía Beck, por ende lo mas lógico seria señalar que Beck sonaba, ella volvió hacia el y le hizo cariños en el pelo, Mariano llevaba año y medio sin cortarse el pelo, luego de haber dejado la educación media no quería cortarse el pelo nunca más, cada día se parecía mas a Keith Richards, pero sin ser así de autodestructivo, es mas, Mariano era un buen sujeto, abstemio, aunque digan que no se debe confiar en los abstemios, Mariano era alguien de confiar. Ella jugo con su chasquilla y mas allá de la música todo estaba muy callado, Mariano dijo:

- Sabes que?.
- Que?
- Cuando éramos tontos, habría robado un banco y te habría llevado a la Argentina, todos huyen hacia allá.
- Ja, que eres tonto.

...Hacia sueño y había olor a mar, nadie supo de donde salió teniendo en consideración la situación capitalina de su residencia, ella se quedo dormida en su pecho y el, ante la incomodidad de moverse, decidió dormir allí, en el sillón.